En los últimos días se habla del tema de la oferta sexual en los distintos medios. De la prohibición y la miseria de quienes seguir lucran con las publicaciones y acuden a recursos de amparo para poder seguir llenando sus bolsillos.
Lo que no he escuchado ni leído es comentario alguno acerca de lo que dichas publicaciones, que entran sin ser invitadas en nuestros hogares, pudren la mente y arrasan con la inocencia de niños, preadolescentes, adolescentes y jóvenes.
No podemos ni debemos ponerlos en una campana de cristal, porque les quitaríamos la oportunidad de generar defensas para afrontar la vida, pero el avance indiscriminado de tánta porquería, no les permite vivir según la etapa de la vida que están transitando, abofetéa su inocencia, les hace cometer errores que los marcarán por siempre y los confunde.
No soy una ilusa que cree que se va a acabar con la prostitución. Si me apena que haya quienes la ejerzan porque son tan hijas de Dios como mis hijos y los de ustedes y he conocido el dolor de algunas de ellas por no poder salir del medio, por la explotación y demás. Pero creo que se puede evitar que, quienes ganan la plata gorda con el esfuerzo y el dolor ajeno, promocionen sus bajezas en medios que están al alcance de quienes aún no están capacitados para dar vuelta la página del diario o hacer clic y cerrar lo que surge de pronto ante sus ojos en internet
Pero el circo de la sociedad es así y, nos sorprendería saber cuántos "señores" y "señoras" están prendidos en el negocio
